Una invitación a hacernos preguntas, algo mucho más valioso que la mera búsqueda de respuestas.
Aquello que inconscientemente nos ocultamos para evitar generar brechas internas se vuelve visible e incluso comprensible a través del Símbolo, del arquetipo, del Arcano… y la reacción que propicia en nosotrxs.
Ante este océano de fuego y dudas, ilumina y clarifica los detalles del camino, sembrando flores dónde crecían sufrimientos.
Esto no es para mí ninguna filia esotérica, ni un método adivinatorio, ni una obra de arte mágica o el objeto-fetiche al que aferrarme como esteta. No es un Demonio ni un Santo, ni siquiera un consultorio privado o un confesionario. El Tarot es simplemente -y nada menos que- un libro único en el mundo que me invita a la meditación y al autoconocimiento por medio de la reflexión sobre una serie de arquetipos que lo comprenden todo, lo que me inquieta y sobre lo que me pregunto, lo que veo existir cuando problematizo mis fisuras.